LA MÚSICA
La educación musical ha sido considerada tradicionalmente como componente de la formación integral de la persona y debe introducirse desde su más temprana edad. Debemos buscar una enseñanza que le brinde al niño/a el máximo de posibilidades para aprender música a través de métodos activos y participativos.
Las primeras manifestaciones musicales del niño se encuentran enmarcadas dentro de la educación general del mismo, pues desde el seno familiar en el que se inician.
EL CANTO
Por medio del canto se desarrollan cualidades musicales tales como el sentido del ritmo, la melodía, los acordes, etc., hasta adquirir el sentido total. De esta forma, el canto desempeña el papel más importante en la educación musical, ya que agrupa la melodía, el ritmo y la armonía.
Con el canto, el niño/a aprende los principios para una buena respiración, que le ayudará a una buena fonación y exacta afinación de los sonidos emitidos.
Los niños/as nacen con una disposición natural al canto y la música, que aumentará, decrecerá o desaparecerá según encuentren a lo largo de sus vidas oportunidades para desarrollarla.
También es importante enseñarles a mantener el cuerpo derecho con naturalidad durante el tiempo que dure la canción al igual que también será conveniente vigilar la respiración durante el proceso de aprendizaje de la misma. De esta forma iremos introduciéndolo al niño desde pequeño en el mundo de la música con naturalidad hasta llegar al canto.
LA DANZA
Nuestro cuerpo en movimiento contribuye a expresarnos y comunicarnos con los demás; el movimiento es un vínculo entre la persona y el mundo que le rodea.
La tendencia natural que tiene todo ser humano al movimiento ha de aprovecharse para su educación, de forma que lo tengamos en cuenta en la escuela a través de la danza.
Utilizando el cuerpo podemos trabajar la expresión individual y colectiva, la audición, la organización del espacio y la lectura de la música con el propio cuerpo como instrumento.
Es evidente la importancia que tiene el desarrollo de la percepción auditiva para poder expresar la música a través de nuestro cuerpo. Es preciso despertar en el niño/a la apetencia del sonido así como la atención al fenómeno sonoro con el fin de establecer las bases de la inteligencia sonora.
Así, el niño aprenderá a servirse de su propio cuerpo como si fuera un instrumento más de su expresión total, pero al que no es necesario afinar como si fuera un instrumento musical.
De esta forma la práctica de la danza favorecerá el sentido rítmico, métrico y armónico y clarificará la idea concreta de la forma en el espacio y en la propia música.
LA INTERPRETACIÓN
El teatro escolar se rige por una fórmula cuyos elementos son imprescindibles para un juego escénico como los bailes, las canciones, la participación y las sorpresas. Por otro lado, el teatro juvenil constituye un espacio y momento de afirmación de uno mismo, de actualización del individuo y su grupo; expresando las angustias existenciales de sus creadores, sus sueños y sus fantasmas. De este modo, tendremos que tener en cuenta la edad de los alumnos a la hora de plantear una obra teatral.
Iniciar al niño en la interpretación de la realidad que le rodea, a través de juegos o ejercicios es primordial para crear la base de la dramatización. En todo trabajo dramático hay que tener siempre en cuenta los elementos que intervienen en la historia.
Por todo ello, la aportación de las artes escénicas al área de Educación Artística implica una clara intencionalidad de promover en el alumnado una educación integral con la posibilidad de incluir contenidos comunes a otras áreas de conocimiento.
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